¿Cuándo fue la última vez que te tomaste un momento de silencio?
Y cuando hablo de silencio, no me refiere a la ausencia completa de sonido. En este caso, me refiero a dejar de lado ruidos, distracciones, cualquier forma de actividad y objetivos. Simplemente, un estado de pausa, sin mayor intención más allá de parar.
En este contexto, podemos incluso expandir el significado de “silencio” a reducir también nuestra actividad mental. No estar rumiando el pasado, ni planificando el futuro. Eligiendo estar presente, en el momento, con plena aceptación de lo que hay, de ese silencio y no intentar cubrirlo con nada.
Ni con música, ni con un podcast, ni una serie, ni la tele de fondo, ni leyendo un libro, o en el móvil, consultando los emails por enésima vez en cinco minutos, o las redes sociales.
Silencio.
El silencio es descanso.
No un descanso mental o físico. No ese descanso de dormir más o mejor. Es el descanso del alma (por expresarlo de alguna manera…)
Es el descanso profundo de no esperar nada, de no desear nada, de no tener los sentidos y la mente enganchados con nada. Es para mí, esa sensación de que el mundo para de girar por un momento, y puedo realmente descansar.
Clase + meditación:
En esta época del año especialmente ruidosa (en muchos sentidos), vamos a explorar ese silencio juntes. Paso a paso. Con cariño. Intentando reconciliarnos con todo lo que este lugar tiene para nosotres y sentirlo como un refugio.
Cuéntame, ¿cómo es tu relación con el silencio?
Un abrazo,
Sally